La multiplicidad étnica y la experiencia afrodescendiente
¿Cómo se manifiesta la identidad en un universo en el que
diversos grupos étnicos comparten el mismo espacio? La diversidad cultural tiene que responder a
espacios de vida comunes: la escuela, el mercado, el trabajo, el mismo espacio
urbano con sus servicios. La vida se desarrolla en espacios multiculturales en
los que las expresiones originadas étnicamente suelen con fundirse por la misma
diversidad.
La interculturalidad, que es la interacción de culturas bajo
un mismo sistema jurídico político y social, se asume existente en cualquier
agrupación social en la que diversas culturas coexistan. Sin embargo el reclamo
por los derechos étnico culturales es constante en la mayoría de las
sociedades, manifestándose la mayor gravedad en la discriminación racial o
racismo.
El conflicto de las culturas.
Por supuesto que por cultura entendemos a ese conjunto de
manifestaciones humanas producidas por la interacción y que permiten definir
una identidad cultural. La cultura está en la forma como nos relacionamos con
el entorno. Esa forma, que es como el estilo de ser en el mundo, y es
indesligable del grupo humano al que identifica.
Como es una interacción la cultura es dinámica, y va
evolucionando con el devenir. Es precisamente esta característica la que le
permite sobrevivir: su capacidad de adaptación. Esta adaptación se da frente a
ese entorno humano, biológico, ambiental, espacial, espiritual que también es
cambiante. Pero es importante destacar que en ese entorno también se incluye la
presencia de otras culturas, que tienen otras cosmovisiones, que representan
otra identidad.
La cultura está normalmente ligada al territorio, de hecho
la referenciación territorial es la primera que salta a la vista cuando se
trata de determinar identidades, en especial étnicas. El territorio delimita,
de alguna manera, el ámbito de la existencia cultural. Por supuesto que hay sus
excepciones como en el caso de los pueblos nómadas, quienes a pesar de ello
tenían un ámbito territorial por el cual circulan.
Pero el mundo mismo ha devenido en un cosmopolitismo con una
predominancia de las ciudades en las que a primera vista lo que se observa es
la presencia de varias culturas conviviendo. ¿Por qué se da la interacción de las
culturas?.
Realmente el hombre, el grupo social, defiende su territorio
y lo mantiene de manera que lo más normal es que territorio y cultura estén
unidos en una sola identidad. Pero al mismo tiempo otro factor que ha impulsado
la actividad humana es la productiva, precisamente motivado por la
escasez. La motivación principal del
hombre es la supervivencia, y garantizar la reproducción. Por la necesidad de
conseguir alimento, el hombre primitivo sale de su territorio a cazar o
recolectar, el hombre más desarrollado saldrá a buscar mejores condiciones de
vida, a ampliar los territorios para aumentar su producción para cubrir sus
necesidades. Esta acción puede hacer que culturas distintas tengan por objetivo
un mismo territorio y esto es origen de conflictos. Lo mismo es que se afirma
que por la necesidad reproductiva y según Freud por temor al incesto, también
solían buscar pareja fuera del ámbito de su cultura. De todos modos esto nos
indicaría que las primeras interacciones culturales eran conflictivas.
Ese elemento conflictivo es el que hace que el grupo vea al
otro como amenaza. Al mismo tiempo la necesidad de fortalecer la cohesión, la
misma autoestima grupal, se van a establecer actitudes en favor de lo propio,
en contra de lo ajeno. La xenofobia es una consecuencia de este proceso.
La necesidad de reproducirse lleva implícita la de
expandirse, es decir fundamentalmente la de hacer suyos más espacios
territoriales para garantizar la vida de sus miembros. Mientras haya espacio
abundante no hay mayor problema, cuando el espacio necesario está ocupado, o es
apropiado por otro grupo, entonces hay que disputar para ganar ese espacio.
Parte de esta dinámica, como lo hemos dicho previamente, es
la búsqueda de pareja fuera del grupo étnico, explicado en Totem y Tabú por Freud
como producto del temor al incesto, y que simboliza la necesidad de
diversificar también el grupo. En este caso es una relación en la que la
cultura rival (todas son rivales) es buscada como fuente de diversidad
genética. Esto establece una vinculación entre los grupos étnicos por la
necesidad de contar con diversidad para el crecimiento.
Hay entonces una doble dinámica por la cual los grupos
étnicos viven en conflicto pero se necesitan. En términos psicoanalíticos es el
eros y thanatos que explican el comportamiento de las relaciones individuales
explicando el comportamiento de las relaciones grupales. Pero en el caso de las
relaciones de grupo, la necesidad de afirmación hace que predomine el tanatos,
es decir el enfrentamiento para asegurar la supervivencia.
Con esta dinámica simple los grupos étnicos tendrían una
vida similar a la biológica, es decir nacer, crecer, reproducirse y morir. De
hecho muchas culturas han ido desapareciendo a lo largo del tiempo, y algunas
desaparecerán posiblemente. Pero el fenómeno social en el que nos encontramos
es el de la permanencia de varias culturas compartiendo un mismo territorio, es
más conviviendo.
Del conflicto a la dominación.
En esencia la dinámica de la expansión, empuja al conflicto
entre culturas. Pero este conflicto que primitivamente sería la apropiación de
espacio territorial, o de recursos, va a devenir en la ocupación del espacio de
la otra cultura. La invasión del entorno vital de la otra cultura es el dominio
cultural. El grupo vencedor ocupará ese espacio imponiendo sus reglas de
dominación coherentes con su concepción cultural del mundo. Es decir impone su
cultura.
En grupos más primitivos las construcciones culturales son
más simples y de alguna manera homogéneas. El factor importante es la necesidad
de reproducción vital y las prácticas simples para alcanzarlo. Los vencidos
serán de alguna manera expulsados, pero también habrán algunos incorporados.
Esto resulta una ventaja para la diversidad del grupo, en especial en la era de
los clanes, y también será una ventaja en el poder mismo del grupo. Un grupo
más amplio tiene más poder, por tanto puede crecer más.
Pero con el desarrollo de la conciencia de los grupos se van
desarrollando las culturas que
incorporan nuevas costumbres como aspectos propios, se establece un patrón
religioso, una forma de cuidar la estabilidad del grupo, etc. Estos elementos,
que suelen partir de directivas prácticas van convirtiéndose en parte de la
cultura, en normas de vida que hacen al mismo grupo. Esos elementos van a ser
la identidad misma del grupo, por tanto al dominar o ser dominado el conflicto
no es simplemente de interés reproductivo social, es un problema de concepción
del mundo.
Si en un momento el enfrentamiento era por mejoras terrenos
o ámbitos para garantizar la supervivencia, con el desarrollo de las culturas
el terreno cobra sentido al ligarse al mismo grupo, la tierra llega a ser un
elemento sagrado, posiblemente a partir del culto del clan o tronco familiar y
de la costumbre de enterrar a los muertos. La tierra ya no es simplemente el
espacio en el que se encuentran los recursos para la supervivencia, ahora es el
espacio en el que descansan los ancestros, es sagrada y por tanto no se puede
entregar a los extraños.
La dominación es un fenómeno en el que el conflicto cultural
es mucho más importante. Los grupos son más grandes, no simples clanes sino ya
grupos étnicos organizados, tienen mayor conciencia de la identidad en la
cultura que incluye a la organización y para dominar tienen que imponer su
cultura.
Suponemos que en algún momento se podría haber dado
etnocidios reales, en cuanto la apropiación por dominación, la guerra,
implicaba la desaparición de la cultura que ocupaba ese territorio. Si esto
parece exagerado, miremos como desaparecieron prácticamente las culturas
indígena de Norteamérica ante la invasión británico europea. Pero la dominación se da más con la imposición
de una cultura o patrón cultural. La supervivencia no es solo la reproducción
de las necesidades biológicas sino la reproducción de la cultura, que es parte
fundamental del grupo humano.
La resistencia de las culturas
Es lógico que el devenir haga que las culturas vayan
incrementando su patrimonio, por tanto haciéndose más fuertes. Por ello la
dominación, que va adquiriendo nuevos matices pero continúa con la misma
lógica, que pretende la imposición de un patrón cultural sin embargo no
consigue hacer desaparecer la cultura existente en el territorio dominado, e
inclusive adopta, del dominado, patrones culturales que se incorporan a su
propia cultura voluntaria o involuntariamente.
Las culturas tienden a defenderse permaneciendo por diversos
medios aun en los ámbitos de dominación, ejerciendo una resistencia ya no
física, pero si real para sobrevivir. Muchos ejemplos nos muestran como en
medio de la dominación una cultura permanece y se hace inclusive más fuerte que
la invasora. El caso más conocido es el de la cultura griega, que dominada por los
romanos, sin embargo persiste en las formas religiosas, el tipo de gobierno y
hasta en la filosofía.
Por otro lado el fenómeno de dominación es tan variable que
en una misma polis no solo se encuentra una cultura dominante y otra dominada,
sino muchas más que han pasado el proceso y dejaron su huella. Rastros de
culturas anteriores permanecen y de alguna manera se resisten a desaparecer.
Pero la resistencia de las culturas no es una existencia
lateral, una simple supervivencia en medio de la dominación. La resistencia de
las culturas es la actitud por mantener su existencia, conservando, inclusive,
relaciones institucionales que le dan cohesión. Las culturas resistentes tienen
un patrón organizativo comunicacional que hace que la cohesión no sea solo la identidad
de origen y costumbres sino la capacidad de tener propuestas o pensamientos
colectivos que están vigentes.
Por ello es que a pesar de haber experiencias de largos
períodos de dominación, aparecen elementos de resistencia sustentados en la
cultura dominada, que en algún momento intentan retomar el control de la
sociedad bajo sus patrones étnicos.
La referencia a un pasado común en el que su situación era
mejor, el acervo cultural propio, la esperanza de poder retomar los mejores
tiempos, son elementos que en las culturas dominadas empujan a una actitud subversiva contra la
cultura dominante.
La resistencia de los afrodescendientes
La diáspora es la tragedia cultural mayor que puede sufrir
una cultura. No es que se invada su territorio y se le mantenga como dominado,
es que se le arranca de su territorio a vivir una situación de dominación en
otro territorio.
Sin la referencia al origen, sin los lugares sagrados, sin
la presencia de la memoria colectiva de los ancianos, la diáspora de los
afrodescendientes fue una experiencia brutal y abusiva, que sólo podría darse
si se les negaba la condición humana, que es lo que sucedió, por ello es la
diáspora es parte de la esclavización.
Los africanos y luego los afrodescendientes se encuentran
ligados a su origen solo por el recuerdo que puedan tener. No hay documentos,
no hay imágenes, no hay culto, no hay nada que les permita referenciar simbólicamente
su origen. Negados de la condición humana también fueron negados de la
capacidad de hacer historia, de crear arte, de desarrollar ciencia, de proponer
la posibilidad de vida.
En medio de estas condiciones, el afrodescendiente está
limitado a sobrevivir, no como cultura, sobrevivir simplemente como ser humano.
En medio de estas condiciones lo único que se espera del afrodescendiente es su
desaparición progresiva, dadas las condiciones que se establecían como hábitat.
Son precisamente las condiciones de vida las que van a
marcar la construcción de una cultura de los afrodescendientes, para algunos
una especie de subcultura. Es una
construcción que se desarrolla a partir de la experiencia misma de la
condición, a partir de la experiencia de diáspora, pero no como la diáspora del
pueblo judío en Babilonia, que se traslada con toda su cultura referencial, con
una estructura espiritual que los une y los mantiene.
La experiencia de los afrodescendientes es prácticamente sin
historia. África y su cultura originaria ya no son una unidad espiritual, no
hay maestros, no hay sacerdotes, no hay una experiencia común de cultura.
África es solo el territorio donde los sacaron, y probablemente no exista para
ellos una conciencia como tal de ser provenientes de un África. Ellos venían de
diversos grupos étnicos, de diversas culturas, de diversos espacios. Por ello
es que las tradiciones religiosas de los afrodescendientes cuando existen las
propias, son variadas, y construidas desde la misma experiencia en el territorio
en el que habitan.
Pasar del no ser al ser.
La esclavización era negar la condición humana a las
personas que tenían como esclavos. La esclavitud es el elemento fundamental que
define la época inclusive para los afrodescendientes no esclavos en América
Latina. La condición de esclavo no era un castigo, no se le quitaba la libertad
como a un prisionero. Se partía de que por su condición ya era esclavo, nació
como tal y los hijos que engendren también serán esclavos. Por ello es que el
fundamento de esa esclavitud es la negación de la condición humana, son el no
ser. Es lógico que surgiera en la persona la necesidad de reivindicar su
condición de ser. Es probable que existiesen algunos que asumieran una posición
sumisa que acepte la condición de no ser, pero una persona nunca puede negarse
realmente a si mismo, siempre será consciente de su realidad de ser (humano)
por ello hasta en la sumisión hay una consciencia interna que le dice que es, y
por tanto que ve como injusta la situación.
Pero la actitud natural es la de rebelarse y demostrarse
como ser. Esto puede darse de diversos modos, pero lo importante es que ese
mismo reconocimiento lo conduce a la necesidad de pertenencia, pues la negación
del ser incluye la de pertenencia. Esa pertenencia no tiene historia, no tiene
recuerdos, no tiene relaciones establecidas o formales. Tiene que construir su
pertenencia desde los pocos elementos con que cuenta.
El más cercano es el otro esclavo, el que soporta la misma
condición, el que es margado por el mismo estigma. Construye la cultura a
partir de la condición.
- Ausencia de territorio de origen.
- La característica común en el color de piel
- El tipo de trabajo al que estaban destinados
- La ausencia de libertad
Es cierto que hoy en día la referencia al origen africano se
ha convertido en signo distintivo de los movimientos afrodescendientes, pero
esa referencia no es inmediata en la construcción de la cultura
afrodescendiente. Los términos afro son más modernos, aunque la denominación de
los esclavos por su origen remitía al áfrica (congos, mandingos, etc) poco les
diría si consideramos que no tienen memoria histórica. Es en la interacción que
se construye la cultura. Con todas las dificultades van estableciendo los
parámetros culturales que les dan identidad, pasan del no ser al ser.
Por supuesto que este paso del no ser al ser tiene matices
que confluyen en esa necesidad de afirmarse como seres humanos. La apropiación
del espacio en el que se les confinaba, estableciendo reglas internas de
convivencia van reemplazando la ausencia del territorio de origen.
La solidaridad de los que se identifican por el color de la
piel se hace tan fuerte que los libertos (en condiciones similares solo que con
un tipo de trabajo menos fuerte y con libertad que les permite adquirir bienes)
se identifican a esta cultura mayoritariamente, sienten mayor identidad con
este grupo surgido de la experiencia de la esclavitud y construyen con ellos
también esta cultura.
La creación de sus propias expresiones culturales, algunas
permitidas como las cofradías, o el estilo de comida, algunas manifestaciones
de festividad. Son, de todos modos, formas de rebelarse contra el sistema que
les niega la condición de ser. Son una forma de afirmar la condición de ser.
Pero también las rebeliones individuales o grupales, la resistencia a los
castigos, las fugas, actos ilícitos, son también parte de la afirmación del
ser. Más plenamente es afirmación del ser la presencia de grupos que asumen la
libertad como forma de vida, es decir los palenques, van dando más fuerza a
esta cultura conformada desde la experiencia del no ser.
La Integración de las Culturas
La integración de las culturas se da por dos fuerzas: por la
imposición de la cultura dominante por un lado y por la necesidad de
supervivencia de la cultura dominada. También por asimilación de la cultura
dominante de aspectos pertenecientes a la cultura dominada, ya sea por
asimilación pasiva o por estrategia de supervivencia.
Hay necesariamente un fenómeno de integración, sin el cual
sería imposible la convivencia, y una toma de conciencia de la necesidad de
integración. A pesar que el movimiento del mundo, y de las culturas, se ha
desarrollado como una interacción conflictiva provocada por la necesidad de
supervivencia y reproducción, el porvenir de las culturas está en la
integración, que puede ser por imposición o por adaptación, pero que es
necesaria, que es la única posibilidad de convivencia real de las culturas. Esa
integración que no es gratuita, que no es simple, que requiere de un trabajo
adecuado de reconocimiento del valor de la interculturalidad, del respeto a las
tradiciones culturales y de la apertura a los cambios que el mundo todavía
tiene que dar para llegar a una sociedad intecultural realmente democrática.
Pero la integración de las culturas pasa por una afirmación
de las diversas culturas y el respeto a su desarrollo, y la eliminación real de
la cultura dominante como tal. Porque una cultura dominante implica eliminar
las otras manifestaciones culturales.
Diferente es la construcción de una experiencia cultural
común en la que las diversas culturas que conviven pueden manifestarse y
aportan a esta cultura.
Freud, Sigmund. Obras completas de Sigmund Freud. Volumen XXI
- El porvenir de una ilusión, El malestar en la cultura, y otras obras
(1927-1931). 2. El malestar en la cultura (1930). Traducción José Luis
Etcheverry. Buenos Aires y Madrid: Amorrortu. ISBN 978-950-518-597-9.
FRANTZ FANON LOS CONDENADOS DE LA TIERRA
Fanon ,Frantz. Los Condenados de la tierra. Fondo de Cultura
Económica, México 1983. Título original: Les damnés de la terre © 1961 François
Maspero, París