martes, 5 de julio de 2011

El racismo en los medios de comunicación


La existencia de racismo en los medios de comunicación es una verdad más que evidente, se manifiesta constantemente y de manera reiterada provocando en algunos casos el escándalo, como con el “negro mama” de Jorge Benavides, o pasando desapercibidos por la cotidianeidad de sus expresiones. Por ejemplo Hernán Vidaurre, actor cómico que trabaja en radio, televisión y espectáculos, aparece en un mensaje del canal 13 (Global TV) que anuncia su programa diario con un chiste que por viejo y repetido no deja de ser de contenido racista y profundamente ofensivo contra los negros en general (no es como en el caso de JB que caracteriza personajes individuales), que es el de la comparación de blanco y negro con el gorila, y dice que el blanco se parece más porque el negro es igualito.

El hecho que pueda resultar gracioso a mucha gente, inclusive negros, no le quita lo ofensivo de manera directa. La animalización de un grupo humano es una ofensa mayor. Es animalización porque los identifica: no son parecidos, son iguales. Y esa igualdad es motivo de risa por la burla, que es despectiva. Por supuesto que sería posible realizar una respuesta al señor Vidaurre desde diversos ángulos, una podría ser la campaña para que rectifique, como la que se hizo con Jorge Benavides y su personaje del negro mama, que podría conseguir una falsa rectificación o disculpa con la afirmación de no creo que esté ofendiendo a nadie, ya que los mismos afroperuanos se ríen de la broma, o yo también soy afrodescendiente porque tengo una abuela negra en algún lugar de mi pasado. Con el tiempo, tan breve como el que le tomó a JB resucitar su personaje negro mama, el señor Vidaurre caería en nuevas bromas racistas y ofensivas, y las luchas llevarían al cansancio como podría llegar la campaña contra el negro mama. Otra salida, sería contestar con un golpe similar, es decir aprovechar sus debilidades, muy notorias en lo físico y en su entorno afectivo, y contraatacar con bromas ofensivas que hagan que sabo0ree de su propia medicina. Por supuesto que aunque bien merecido se lo tendría, no sería más que avivar más el fuego de la intolerancia y evidentemente no contribuir a la eliminación del racismo.
Como venía explicando, no son los únicos casos, los hay en todos los niveles, de todas las procedencias. Por ejemplo una fuente de estereotipos negativos con los afrodescendientes proviene de una afrodescendiente en un programa de televisión. No es la primera, ya encontrábamos estos estereotipos en el fallecido animador Augusto Ferrando, también afrodescendiente, o del cómico Pablo Villanueva Melcochita, que hace constante sorna de los que son más negros que él, con chistes racistas y totalmente ofensivos, sin darse cuenta del contenido de los mismos.
La realidad es que el racismo es una expresión social negativa que debe ser controlada, pero aun más debe ser prevenida. Los códigos de ética son absolutamente ineficientes si es que no hay un reglamento que los efectivice, con sanciones al incumplimiento, pero las sanciones también suelen ser ineficientes cuando el incumplimiento de la ley desborda la capacidad de sancionar, como en el caso de muchas leyes de tránsito, en especial el aplicado a los peatones, que a los pocos meses de establecida es letra muerta.
El problema está en una informalidad en los medios de comunicación que hacen que la mayoría de personas que realizan actividades en los medios, en especial los que dan la cara la público, sean solo personas sin mayor formación, y si bien en algunos casos esa falta de formación previa es suplida con una formación humana que le dan un cierto nivel de calidad, como en el caso de Magali Solier, en otros, una gran mayoría, son precisamente estas condiciones, necesarias para ejercer un digno papel de comunicador social, el que deja que desear.
EL humorista debería sr una persona con formación suficiente que le haga comprender no solo las condiciones de la ética de las comunicaciones, sino los criterios para que su trabajo sea realmente de calidad. Porque en el caso del señor Vidaurre nos damos cuenta que no solo es el caso de emitir un contenido racista y ofensivo, sino el recurrir a un chiste ya usado, y también criticado previamente por el mismo contenido. No se hace humor simplemente siendo una persona de comicidad inmediata, sino desarrollando una capacidad de entendimiento del entorno que le permite ser creativo y tener calidad real en su trabajo. Si en vez de copiar chistes de revistas conocidas, leyera las críticas de humor, los libros sobre el humor, analizara las diferentes versiones que se dan de este arte, comprendería porqué un humorista prepara su material de manera que no solo resulte gracioso, sino que resulte no ofensivo a nadie. Además puede lograr un humor constructivo, original, inteligente.
Por ello pienso que además de los códigos de ética, se debe seguir insistiendo en la profesionalización. En que reciban una formación que garantice que su trabajo será con una formación integral previa, por tanto con un nivel de responsabilidad en lo que dice o insinúa. No pretendo que se impida la participación de personas con condiciones espontáneas que por ser graciosas, ameriten verlos en algún programa. Como expresiones de este nivel, no profesional, podrán estar, pero el trabajo y responsabilidad de la comunicación solo puede estar en manos profesionales, a quienes se les puede exigir porque se les ha formado para responder acordemente.

viernes, 20 de mayo de 2011

Transparencia, cinismo, inconsciencia

Lo que dijo Jorge Trelles, nosotros hemos matado menos, es un acto fallido. Estos son los actos que nos revelan más la verdadera intención de la persona, que en este caso refleja un pensamiento muy común, no solo entre los fujimoristas.
Lamentablemente la realidad de lo que piensan muchos está cercana a ello. Por eso no les afecta que el cargo de asesinato sea el que condena a su líder admirado. El asesinato, de un niño, está justificado porque capturaron a Abimael. Y así sus socios del opus dei y otros católicos militantes se escandalizan ante la posibilidad de muerte del inocente en el aborto, pero callan y aceptan el asesinato de un niño en Barrios Altos. Sólo la culpa de ese asesinato es suficiente para condenar a Fujimori y sus proyectos por diez generaciones, al estilo del castigo del Dios del Antiguo Testamento. Lo lamentable es que lo aceptan, que son falsos los rostros de arrepentimiento que callan al ¿consecuente, ingenuo, cínico? vocero de la colusión de las fuerzas más negativas de la política peruana. Porque salvando algunos que creen en la bondad de los regalos y que caen por inocencia real, esos que asumen el rol dirigente están más que seguros que volverían a ejecutar a los rivales de su proceso, porque el fin justifica los medios. Y esos osan llamar violentistas a los activistas de derechos humanos, a los combatidores reales de dictaduras, a los que como declaración de principios tienen la declaración de derechos humanos, y los acuerdos internacionales en favor del desarrollo.
Es que es mentira que defiendan la democracia o cuiden del crecimiento del país, defienden los intereses de unos cuantos privilegiados para quienes es más fácil incrementar sus ingresos y conservar los privilegios por medio de las facilidades que les dan algunos gobernantes en vez de atenerse a las reglas del mercado y ganar el pan con el sudor de su frente.
Porque más que el miedo a estatizaciones inventadas está el miedo a la transparencia, a la honestidad, al combate a la corrupción. Porque un gobernador corruptible tiene precio, y arrastra, hasta a los más reputados académicos.
Puede ser que ganen esta vez, que no se arriesguen a que el próximo presidente no tenga precio. Pero la tendencia es irreversible, las herramientas de la democracia están cada día más en la mano del pueblo. Si sale la señora Fujimori, soportaremos, ya lo hicimos con Alan, pero no sueñen con otra elección en la que puedan usar de su poder con una segunda vuelta. Creo que lo saben, por ello también habrá transparencia en ese gobierno.
He acudido feliz al retorno a las luchas de la izquierda de viejos arrepentidos que se han dado cuenta del error, y no han vuelto con la mirada gacha sino con la frente en alto. Con la misma dignidad seguiremos.

"Considerando sus documentos generales
y mirando con lentes aquel certificado
que prueba que nació muy pequeñito...
le hago una seña,
viene,
y le doy un abrazo, emocionado.
¡Qué más da! Emocionado... Emocionado.."
(César Vallejo)

Hasta la victoria final. Siempre

miércoles, 30 de marzo de 2011

Identidad étnica o identidad política


Algunos saben que trabajo en una organización étnica afroperuana. Con motivo de las elecciones peruanas se ha propuesto un conflicto racional de intereses entre la identidad étnica y la identidad política. Poniéndolo en claro, si, en el caso afroperuano, un afrodescendiente (categoría política ganada en Santiago 2000: ver Romero llegamos negros salimos afrodescendientes)es también militante de un partido político, ¿cuál es su fidelidad principal?.
Comencemos porque es un falso conflicto, no puede haber choque de fidelidades, pues ambas identidades (ver Amartya Sen Desarrollo y libertad, y no les doy capítulo porque deberían leer todo) se mueven en planos diferentes. El ámbito de la identidad política es integral, implica una concepción del mundo, un concepto del hombre, una concepción de la historia y una esperanza, además de otras cosas que se me escapan o que no son tan trascendentes.
La identidad política es más amplia. Abarca la totalidad de la experiencia fáctica del hombre, es decir de lo que importa: su que hacer (Lenin acertó con esta frase, que da origen a la revista de DESCO, a la cual antes no me la perdía, pero ahora, la leo a veces, cuando me llega gratis). En términos que parecen intelectualmente profundos: fácticos. La política no me habla de mi situación económica actual, pues el hombre puede acomodarse a las circunstancias más adversas y sacar provecho o sufrir desventajas. Me refiero a que la política es la expresión de cómo quiero que me vaya tomando en cuenta al resto de las personas. En términos de Buber (un judío que reflexiona psicoanalíticamente) es la importancia del otro que se transforma en el TU.
La política es, pues la expresión de mi identidad social, como humano, como ser en el mundo, como ser a quien interesa qué será de mi aldea. La opción política es lograda como ejercicio de mi voluntad, y está aquí la gran diferencia con la identidad étnica , que es también política. La identidad étnica está inserta en mis características sociales. Es irrenunciable. Yo no puedo dejar de ser chino, de verdad no como el falso chino de Fujimori que es japonés, si mis ascendientes no cambiaban de apellido sería Wong Lau, y se entendería mejor porqué tengo los ojos chinos. Sin embargo no todos asumen su identidad étnica, la tienen, pero no la asumen porque o no lo han considerado, o lo consideran negativo. Por eso asumir la identidad étnica es una actitud política, un reconocimiento de que la situación en la que se está viviendo tiene una connotación política.
Creo que es más importante la identidad política. Sólo porque al asumir la identidad política he hecho el ejercicio de integrar esa identidad, más amplia, con mi identidad étnica, más específica. Por lo mismo no creo el las identidades parciales en las luchas políticas, no creo en los representantres de las mujeres, de los discapacitados, de los negros, indígenas, chinos, etc. Porque no es el ámbito, porque no es el espacio. Si para decidir la presencia política de los afroperuanos en el congreso debiera existir un representante afroperuano, el bienestar de los lactantes implicaría una presencia de los lactantes. ¿O alguien reclama por los lactantes a quienes se les practica la dolorosísima circuncisión y no pueden reclamar porque no tienen lenguaje para expresar lo terrible de la experiencia?. Disculpen lo caricaturezco, pero es necesario para entender.
La identidad es un tema político, pero de tal nivel que es exigible a todos los partidos olíticos, No hay partidos con exclusividad en el tema étnico. Si un partido excluye el tema étnico, está fuera del contexto social, el tema étnico ya es transversal, es exigible para todos, es parte de la constitución del ser humano. Ningún partido político puede asumir su exclusividad, ningún partido político lo puede pasar por alto.
Por ello, no me entusiasman las candidaturas "étnicas", u otra de otras identidades. En política sigo pensando de manera universal, pensando en el futuro.