lunes, 27 de octubre de 2008

experiencia afroperuana

Con todo derecho es un boletín que está por salir en Perú, sirigido por Lilia Balcazar, con Margarita Ramírez, Roberto Rojas y Newton Mori. Me hicieron una etrevista:

¿Desde cuándo trabajas en el tema de población afroperuana?

Hacia el final del siglo anterior, se conformó un equipo para elaborar un proyecto de diagnóstico e intervención en la población afroperuana. Participé en la formulación de un cuestionario a los equipos de las organizaciones afroperuanas que conocíamos para confeccionar una tipología preliminar. Elaboré el informe de conclusión con la metodología “cluster”. Luego participaba en las negociaciones del proyecto que nunca llegó a aprobarse, sin embargo en esas reuniones me alimentaba de la problemática desde el punto de vista de las organizaciones, de sus conflictos y sus aspiraciones.

¿Desde cuándo en CEDET

Posteriormente me incorporé a CEDET, y por supuesto me introduje más en el tema de la población afroperuana. Creo que ha sido por el 2000 de una manera continua, es decir asistiendo y colaborando más presencialmente.

¿Cómo es que surgió la idea de realizar el diagnóstico al plan nacional de derechos humanos?

El proyecto es “Derechos humanos y población afrodescendiente peruana” y su tema es un diagnóstico y promoción del Plan Nacional de Derechos Humanos. Debe entenderse que el diagnóstico es un paso importante para el trabajo de promoción del PNDH. Los Derechos humanos son parte integral del trabajo de CEDET cuyo origen coincide con la preparación para la Conferencia mundial contra el racismo de Durban 2001. Las conclusiones del trabajo en torno a la conferencia fue la Plataforma del Pueblo Afroperuano, y los puntos más específicos de la Plataforma son incorporados al PNDH. Por ello el proyecto es una continuación del trabajo que venimos realizando

¿Cómo es que surge el binomio derechos humanos y población afroperuana?

La presencia de un racismo estructural en el Perú, que se percibe inmediatamente por manifestaciones y estereotipos racistas, tiene consecuencias mucho más graves e importantes en las condiciones de vida de la población afroperuana. Por ello el combate al racismo es una lucha por el cumplimiento de los Derechos Humanos. El Plan Nacional de Derechos Humanos es una estrategia para alcanzar el cumplimiento de estos derechos, y en este plan están incorporadas propuestas de la población afroperuana particulares y generales. La importancia del Plan está en ser una propuesta mundial aprobada por Naciones Unidas y que los países se comprometen elaborar y cumplir. Nos interesa promover el cumplimiento del plan para lo cual es necesario apreciar en qué nivel la población conoce de Derechos Humanos y cuáles son sus apreciaciones respecto a su situación. Es un trabajo de diagnóstico y participación.

¿Por qué crees que habiendo abordado el tema del racismo desde los derechos humanos han llegado a la médula del problema?

Decir la médula del problema parece ser muy osado para una interpretación social. Lo real es que los derechos humanos son el marco universal de ejercicio de convivencia en el mundo, es la ley de leyes, por encima de la misma Constitución, que es la ley de leyes en el nivel nacional. Lo que encontramos es que el racismo se manifiesta en la población por medio de situaciones que son violatorias de los derechos humanos. Además creemos que es un deber de la población conocer estos derechos. El cumplimiento de los mismos es nuestro compromiso como seres humanos, como humanidad.

¿Cómo es que deciden publicar sus resultados en un libro?

El diagnóstico es una contribución al conocimiento de la realidad social. La publicación es una manera de poner a disposición pública los resultados. También están publicados en la página web de cedet.

¿Cómo lo ha recibido la población?

Es un libro que presenta un informe prioritariamente técnico. La interpretación de los resultados que presentamos ha sido bien acogida en el nivel académico, la población también ha recibido este trabajo como producto de su propia intervención, porque es la población la que construye los resultados, más aun si los encuestadores pertenecían a la misma región en la que aplicaban la encuesta.

¿Qué nos desean al Boletín Contododerecho cuyo objetivo es la difusión y promoción de los derechos humanos y asimismo divulgar los contenidos del libro Población Afroperuana y los Derechos Humanos editado por CEDET?

Esperamos que sirva de instrumento en el que se reflejen las comunidades afroperuanas, que se sientan identificados y les sirva de instrumento para lograr el cumplimiento de las justas aspiraciones en torno a los Derechos Humanos y el combate del racismo

viernes, 24 de octubre de 2008

La afectividad

De por sí el término afectividad es bastante abarcador. Yo le diría totalizador, como todo término que explique la naturaleza del comportamiento humano.
La afectividad es la búsqueda de afecto, o de afectos ya que puede buscarse en diversas personas. Abarca la totalidad de la persona: integralmente busca afecto, pero se refleja en la individualidad. Pide una respuesta individual, no hay afectos colectivos, aunque se lo aplique analógicamente para sentimientos colectivos como el amor a la patria, a la institución, la pasión por un club de futbol o de cualquier deporte. El amor por el partido político: un compromiso hasta la muerte. Pero esos no se incorporan a la afectividad en sí, y si en la persona se confunden esos planos afectivos, son señal de una seria distorsión psicológica a la que hay que tratar.
LA afectividad es la necesidad de relacionarse del ser humano. Esa afectividad, corre un papel fundamental en la vida religiosa. Un mundo en el que las relaciones personales son el sustento, ya que sin ellas no habría comunidad; donde el afecto está en el primer plano, ya que sin éste no habría la fraternidad. En ese mundo las amistades personales suelen también ser vistas con legítima sospecha.
El religioso rebnuncia a esa parte de afectividad fundamental en la vida que es la búsqueda de la pareja. La esencia de la vida religiosa es el cumplimiento de los tres consejos evangélicos: pobreza, castidad y obediencia, que significan el renunciamiento total al proyecto individual ya que se acepta el proyecto comunitario. ¿Es una renuncia a la libertad?, si, pero en un sentido especial, es el descubrimiento del proyecot de vida personal como fruto de una experiencia espiritual. El religioso tiene que tener vocación, no solo como inclinación positiva a un tipo de actividad, o como cualidades que le favorecen desempeñarse en determinado estilo de vida. EL religioso tiene que tener vocación como fruto de un descubrimiento de la trascendencia, tan transparente que le permite asumir que ese es su proyecto de vida, mientras que para el resto, el proyecto de vida sigue siendo una búsqueda permanente.
Al encontrar identidad con ese proyecto de vida, manifestado en un carisma particular (una congregación u orden), ya no nocesita discernir el camino, está encausado en él. Por ello renunca a los tres componentes de su libertad: el bienestar social, la realización sexual y la determinación absoluta de la voluntad.
Economía, Poder y Sexo, son los tres aspectos que configuran la personalidad, y asi fueron entendidos por los discípulos que expresaron en el Evangelio los famosos tres consejos.

martes, 21 de octubre de 2008

Afectividad y Vida Religiosa

Hace tiempo que no escribo. Pero el tema quedó en la afectividad, y este dentro de mi experiencia de vida religiosa. El término afectividad es amplio pero también específico. Amplio en el sentido de abarcar muchas situaciones humanas, casi todas, y específico porque en la persona es el enfoque desde una parte de lo que nos compone como eso: persona.
Si Freud tiene razón, el hombre responde en un esquema de equilibrio de tensiones, la vida y la muerte, el amor y el rechazo, la confianza y la sospecha, etc. Claro, también tiene razón la filosofía oriental (mis ancestros chinos) en el Yin y Yan, y la dialéctica de las contradicciones desde Descartes (¿Heráclito?) hasta Levinás, pasando muy especialmente por el brillante Carlitos Marx (no da puntada sin hilo, vale la pena leerlo, sin apasionamientos, su lógica es precisa).
Ese famoso equilibrio, es el que permite a la bioquímica entrar en la psicología (o psiquiatría) y verificar que los microelementos químicos que alimentan el cerebro deben tener un equilibrio tal que la abundancia o defecto de alguno produce las alteraciones a las que estamos acostumbrados vivir. Lo lamentable es que no conocemos exactamente la acción de cada elemento y se aplica mucho la estrategia del ensayo error, produciendo cada desequilibrio en algunos casos, con el problema que el ensayo solo puede ser aplicado en nosotros mismos, como seres humanos, ya que ningún otro ser animado posee la capacidad de entendimiento y voluntad del homo sapiens.

Pero volvamos a la afectividad y la Vida Religiosa. La pregunta es, ¿puede una vida ser afectivamente madura y al mismo tiempo ser casta?.
La castidad es producto de una renunciación. La cuestión es: ¿A qué se renuncia?, desde el punto de vista de la teología, que pàra mí es el único claro, es una renuncia al mundo, entendiendo al mundo como el poder de las afecciones negativas, en particular del egoísmo.

Esto es esencial, el egoísmo es la religión del YO, el mundo enteramente a mi servicio. Es la actitud natural del ser humano, se nace y sobrevive porque se tiene como objetivo la suprvivencia del yo. Pero esa supervivencia es dependiente, desde el nacimiento, y durante toda la vida. El yo exclusivo es incapaz de sobrevivir sin la colaboración del otro. Luego del nacimiento es evidente, absolutamente incapaces de sobrevivir por las propias capacidades, tiene que recibir la alimentaciòn, el abrigo y la salud de otro, particularmente de los padres. Y es en este proceso que se genera una dependencia y una afectividad que dialécticamente se entrega al niño egoísta por parte de los padres desprendidos.
Esa misteriosa afectividad es aprendida, pues es en el proceso de identificación con las figuras paternas que desarrolla esa solidaridad.
La tendencia egoísta permanece en el ser humano en la vida, pero necesita esos lazos afectivos, y necesita desprenderse de si mismo para completar su imagen humana. El yo egoísta es un ser humano absolutamente incompleto e inutil, solitario e incapaz de asumir valores superiores.
El hombre se encuentra con la aspiración a lo superior en esa dialéctica de la vida. La vida religiosa intenta poner el signo de la vida trascendente en la negación de los signos más notorios del yo egoísta: el placer, el poder y la riqueza material, por ello realiza los tres votos de castidad, obediencia y pobreza, como signo de la entrega al valor superior.
¿es esto raciona?, es más bien tema para otra entrada.

martes, 8 de julio de 2008

Continuando el camino

La vida religiosa, católica, es una experiencia muy profunda, humanamente plena, con una dinámica en la que la vida comunitaria y sus acontecimientos grandes o pequeños trascienden al tener todos al mismo tiempo un orden individual, una proyección humana y un encuentro con la trascendencia. Cada acontecimiento tiene esta triple referencia que es válida para todos los hombres: la relación que parte de mi yo profundo con la naturaleza (dominación), con la humanidad (fraternidad) y con la trascendencia (filiación).
Para los que no asumen una vida absolutamente inmanente, es decir sustentada exclusivamente en la existencia material (ateos y agnósticos), la misma experiencia es enriquecedora, pero para los que asumimos la vida incorporando en ella la trascendencia que le de "sentido" a la vida, la experiencia es realmente formativa. Es el encuentro de voluntades en torno a un sentido, unidas por la identificación con una vivencia de lo absolutamente otro, del sntido profundo de la divinidad, pero encontrados por la experiencia de la cotidianeidad, de los problemas humanso más simples, de la absoluta experiencia del otro más cercano.
No es la única forma de vivirlo, y la vida religiosa lo hace la forma de vivirlo, es decir la vida misma es esa experiencia. Pero el encuentro entre la cosmovisión y la convivencia humana se da constantemente, aunque de manera inconsciente. Es ese encuentro el que nos hace crecer, el que nos arroja ante el conflicto vital del que incorpora a su vida misma la búsqueda y difusión del "sentido". Puedo vivir para un proyecto humano sustentado en la solidaridad, en los valores, en la construcción de un mundo mejor, y al mismo tiempo vivo tratando de conseguir mejorar mi espacio individual.
Esa dialéctica que brinda una de las más lógicas afirmaciones del Nuevo Testamento: no se puede amar a un Dios que no se ve si no amas al prójimo que ves". La dualidad Mundo mejor con vivir mejor, el ser necesariamente social y fraterno y al mismo tiempo egoísta.
¿Qué aporta la vida religiosa?, pues el sustentar la vida en la comunidad, a diferencia de la sociedad económica que sustenta la vida en el egoísmo. La lógica que sustenta la econopmía es el mercado, que se mueve por la confluencia de competidores. La competencia surge por que los agentes individuales quieren maximizar sus utilidades, o ganancias, es decir sus ingresos económicos. ¿Para qué?, para obtener bienestar, que es una forma de decir estar biemn, poseer lo que me gusta, y eso solo se logra con el dinero que me dan las ganancias.
Si no hubiera ese afan de tner más, no habría motor para la competencia. Nadie compite por gnerar más trabajo, si para ganar más puedo eliminar trabajadores, con gusto lo hago, y de hecho reemplazo trabajadores por máquinas que me reducen costos, me incrementan mis ganancias. Ese es el motor de la competencia, y la economía formalmente se encarga de mostrarnois que esa es la mejor manera como funciona la sociedad, con ella se logra maximizar el bienestar, el empleo, la producción, la eficiencia, etc.
La vida religiosa al sustentarse en el compartir, nos muestra la posibilidad de vivir sin poner como principio motor el egoísmo sino la fraternidad, el sentido trascendente de la vida. Por ello es absolutamente subversiva, revierte el orden de la sociedad poniendo como fundamento el compartir por el sentido de la vida, y como elemento accesorio, al egoísmo de la vida cotidiana. Y es subversivo pues demuestra que puede vivirse de ese modo.
Lo difícil es vivirlo en la otra experiencia humana fundamental, la otra dimensión fundamental, que es la afectividad o vida sexual. La vida religiosa interpeta la castidad en el celibato o soltería, y por tanto la abstinencia no solo de toda relación sexual, sino la ausencia de la afectividad sexual que se manifiesta en el enamoramiento y encuentro genital. Traslada el tema a la pobreza, ya que lo asume como un bien al que se puede renunciar, por ello se forman comunidades de hombres o de mujeres exclusivamente.
Pero esto es otro tema, y merecerá otra entrada.

lunes, 7 de julio de 2008

A modo de presentación

Supongo que será fácil relacionar el nombre con el objeto. Camino al andar me habla de existencialismo y fenomenología, de Kierkegaard, Husserl y Antoine de Saint Exupery (el más querido). Precisamente porque en uno de mis andares supe dar clases de filosofía (antropología filosófica) y el archiconocido verso de Machado me permitía explicar ese conjunto de pensadores. Al mismo tiempo me permitió justificar porque a pesar del recorrido ya largo de vida, casi siempre estoy estrenando, es decir comenzando nuevas experiencias, al mismo tiempo de encontrar que soguen siendo las mismas.
Formado originalmente bajo la tutela de la formación escolar memorística y notoria (por el culto a la nota o calificación), solía pensar más en la certibilidad de la matemática con las ciencias exactas como única posibilidad de desarrollo vital. Así me encontré con las ciencias y los compañeros aspirantes a ingenieros mientras mis ojos se abrían a la vida política en el pequeño espacio del centro federado de estudiantes de ciencias.
Ese encuentro con los pensadores polìticos de izquierda me motivaron a la lectura, a la aventura habitual de la lectura, a las noches íntegras para devorar un libro que medio entendía, pero que me alimentaba de ganas de seguir leyendo. Aprendí de la fuerza del conocimiento adquirido por mi propio esfuerzo que permitía acceder a los exclusivos espacios de la polémica razonada y sustentada.
Eso, y lo mal que me empezaba a tratar académicamente cierto curso de ingeniería, me impulsaron a cambiar de carrera, optando por la economía. Había adquirido un ícono, que era Carlitos Marx, a quien consideraba en aquel tiempo un econ0mista. Me pareció conveniente estudiar esa carrera y abrir la perspectiva política.
Confieso sinceramente que ni al comenzar la ingeniería, ni al ingresar a la economía sabía con certeza de qué se trataba cada carrera, realmente pensaba que eso se vería en el transcurso, mientras uno vivía en la universidad.
Instalado en la economia, me aondicioné a la política. Hice la vida de militante, caminé por los espacios que brindaba la izquierda, otorgándole el tiempo necesario, quizá el más importante, no materialmente sino en forma de calidad, porque en su escala de valores uno pone lo trascendente como central, y eso era la militancia.
Pegado al mimeografo, recorriendo calles en pequeños o grandes mítines, repartiendo volantes creados bajo encargo por el equipo en el que trabajaba. La vida se volvía un servicio a la causa, la causa se convertía en una ideología, la ideología en un partido, el partido en una dirección, y no diré la dirección en un líder, porque eso nunca pasó, pero sí es real que la dirección establecía directivas, y nuestra tarea era cumplirlas. Eso era el aporte a la causa revolucionaria. La más absoluta incapacidad de poder dar a conocer las ideas propias. la más absoluta falta de esperanza de que esas ideas que pudiera expresar llegaran a tener algún eco. Porque nadie es absolutamente original, es más nadie es probablemente un poquito original, pero todos tenemos voluntas y entendimiento para querer aportar o decir lo que se piensa, y aunque la esperanza de influir sea mínima, eso es lo fundamental: tener la esperanza. Esa esperanza no existía en la militancia, sabíamos que teníamos que cumplir la estrategia y táctica que ya otros habían pensado.
En esas circunstancias recordé que tenía fe, que existía una Iglesia, que habían otras posibilidades. Descubrí que todavía era joven y que en la parroquia había vida. Recordé que sabía tocar la guitarra y no lo hacía tan mal. Pero descubrí algo más: la capacidad de pensar racionalmente. Al lado de eso otro gran descubrimiento: la posibilidad de ser escuchado. Eso es descubrí la esperanza, y retomé la persona como tal.
Al tiempo, y luego de vivir con intensidad la experiencia del joven, ingresé a la vida religiosa, dejé la economía y me empezé a llenar de filosofía y teología. A compartir la vida con otros aventureros que renunciaban al mundo por una actitud que se denomina vocación.
Bueno. Por ahora esto basta. Espero seguir más tarde, cono cosas más interesantes que la justificación de lo que pienso.
Algunas cosas que he escrito, o que estoy preparando, las pueden ver en www.cvelrey.unlugar.com