lunes, 7 de julio de 2008

A modo de presentación

Supongo que será fácil relacionar el nombre con el objeto. Camino al andar me habla de existencialismo y fenomenología, de Kierkegaard, Husserl y Antoine de Saint Exupery (el más querido). Precisamente porque en uno de mis andares supe dar clases de filosofía (antropología filosófica) y el archiconocido verso de Machado me permitía explicar ese conjunto de pensadores. Al mismo tiempo me permitió justificar porque a pesar del recorrido ya largo de vida, casi siempre estoy estrenando, es decir comenzando nuevas experiencias, al mismo tiempo de encontrar que soguen siendo las mismas.
Formado originalmente bajo la tutela de la formación escolar memorística y notoria (por el culto a la nota o calificación), solía pensar más en la certibilidad de la matemática con las ciencias exactas como única posibilidad de desarrollo vital. Así me encontré con las ciencias y los compañeros aspirantes a ingenieros mientras mis ojos se abrían a la vida política en el pequeño espacio del centro federado de estudiantes de ciencias.
Ese encuentro con los pensadores polìticos de izquierda me motivaron a la lectura, a la aventura habitual de la lectura, a las noches íntegras para devorar un libro que medio entendía, pero que me alimentaba de ganas de seguir leyendo. Aprendí de la fuerza del conocimiento adquirido por mi propio esfuerzo que permitía acceder a los exclusivos espacios de la polémica razonada y sustentada.
Eso, y lo mal que me empezaba a tratar académicamente cierto curso de ingeniería, me impulsaron a cambiar de carrera, optando por la economía. Había adquirido un ícono, que era Carlitos Marx, a quien consideraba en aquel tiempo un econ0mista. Me pareció conveniente estudiar esa carrera y abrir la perspectiva política.
Confieso sinceramente que ni al comenzar la ingeniería, ni al ingresar a la economía sabía con certeza de qué se trataba cada carrera, realmente pensaba que eso se vería en el transcurso, mientras uno vivía en la universidad.
Instalado en la economia, me aondicioné a la política. Hice la vida de militante, caminé por los espacios que brindaba la izquierda, otorgándole el tiempo necesario, quizá el más importante, no materialmente sino en forma de calidad, porque en su escala de valores uno pone lo trascendente como central, y eso era la militancia.
Pegado al mimeografo, recorriendo calles en pequeños o grandes mítines, repartiendo volantes creados bajo encargo por el equipo en el que trabajaba. La vida se volvía un servicio a la causa, la causa se convertía en una ideología, la ideología en un partido, el partido en una dirección, y no diré la dirección en un líder, porque eso nunca pasó, pero sí es real que la dirección establecía directivas, y nuestra tarea era cumplirlas. Eso era el aporte a la causa revolucionaria. La más absoluta incapacidad de poder dar a conocer las ideas propias. la más absoluta falta de esperanza de que esas ideas que pudiera expresar llegaran a tener algún eco. Porque nadie es absolutamente original, es más nadie es probablemente un poquito original, pero todos tenemos voluntas y entendimiento para querer aportar o decir lo que se piensa, y aunque la esperanza de influir sea mínima, eso es lo fundamental: tener la esperanza. Esa esperanza no existía en la militancia, sabíamos que teníamos que cumplir la estrategia y táctica que ya otros habían pensado.
En esas circunstancias recordé que tenía fe, que existía una Iglesia, que habían otras posibilidades. Descubrí que todavía era joven y que en la parroquia había vida. Recordé que sabía tocar la guitarra y no lo hacía tan mal. Pero descubrí algo más: la capacidad de pensar racionalmente. Al lado de eso otro gran descubrimiento: la posibilidad de ser escuchado. Eso es descubrí la esperanza, y retomé la persona como tal.
Al tiempo, y luego de vivir con intensidad la experiencia del joven, ingresé a la vida religiosa, dejé la economía y me empezé a llenar de filosofía y teología. A compartir la vida con otros aventureros que renunciaban al mundo por una actitud que se denomina vocación.
Bueno. Por ahora esto basta. Espero seguir más tarde, cono cosas más interesantes que la justificación de lo que pienso.
Algunas cosas que he escrito, o que estoy preparando, las pueden ver en www.cvelrey.unlugar.com

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